viernes, 28 de septiembre de 2012

Una empresa procesa sal de alta calidad en Uyuni

Más allá de su incomparable belleza y encanto -un mar de sal que aparenta ser infinito- que le garantizan un puesto seguro como un destino turístico de interés mundial, con sus 12.000 kilómetros cuadrados, el salar de Uyuni es además el mayor reservorio del mundo de este producto de primera necesidad. Decidido a aprovechar y promocionar estas virtudes y de paso contribuir a la industria nacional con productos de alta calidad, el empresario orureño Néstor Villafán fundó en 2004 la fábrica Desiertos Blancos que ofrece al mercado local sal fina -corrediza y parrillera- entre varias otras líneas de productos. “Nuestra sal se disuelve más rápido en el agua que otras sales, acentúa e intensifica el sabor de los alimentos. Además, es un producto bajo en sodio y rico en magnesio y potasio. No tiene aditivos, químicos, agentes blanqueadores ni colorantes. Es la sal natural más completa en nutrientes que existe en el mercado”, asegura Villafán. El gerente de marketing de la empresa, Amado Bautista, señala que lo que diferencia a Desiertos Blancos del resto de proveedores bolivianos es, ante todo, el proceso de elaboración que empieza en el salar de Uyuni y termina en su fábrica de industrialización ubicada en Vinto, Oruro. Se trata de un proceso semiindustrial que comienza con el acopio de sal, proveniente de la zona norte del salar de Uyuni. Después, se limpia el material acumulado antes de molerlo en máquinas especiales de acero inoxidable. El siguiente paso es la selección de los granos de sal, según su tamaño, y a la vez se quitan manualmente algunas impurezas que aún pudieran quedar. Terminado este proceso, la sal debe ser deshidratada a una temperatura tan alta que antes de empaquetarla hay que esperar al menos 12 horas. Actualmente en Desiertos Blancos trabajan diez personas en el procesamiento y cuatro en el área administrativa, además de las 120 familias dedicadas a la recolección y formación de conos de sal, que ayudan a disminuir la humedad antes de ingresar a la factoría. “Nuestra capacidad de producción es de cuatro toneladas por hora, pero sólo trabajamos al 40% del potencial porque no hay mucha demanda en el mercado”, comenta Villafán. Si bien estos productos no compiten en precio con otros que se ofertan en el mercado local, los empresarios están convencidos de que la sal de Uyuni -al ser rica en magnesio, potasio, yodo, hierro y calcio- es beneficiosa para la salud de los consumidores e influye positivamente, como ninguna otra, en el sabor de los alimentos. Sobre la importancia de un estándar mínimo en la calidad de la sal de cocina, la nutricionista Elizabeth Cañipa explica que si ésta no tiene los niveles de yodo establecidos por el Ministerio de Salud, podría provocar bocio o cretinismo (deficiencia congénita que provoca un retardo en el crecimiento físico y mental), problemas metabólicos, cerebrales o de infertilidad. Crecimiento Desiertos Blancos también ofrece una línea de sal natural con especias como cebolla, ajo, ají, locoto, apio y hierbas, que facilitan la preparación de alimentos y tienen propiedades digestivas y aromáticas. Estos productos -enfatiza Villafán- son orgánicos, porque la sal de Uyuni es natural y las especias provienen de cultivos ecológicos. En 2011 realizaron dos exportaciones a Dinamarca, la primera vez dos toneladas y la segunda una. No obstante, para incursionar en el mercado extranjero de forma continua, primero deben obtener certificaciones internacionales y cumplir con rigurosas normas de calidad. Y aunque una de sus metas es comercializar este producto boliviano en Europa, también analizan la posibilidad de entrar en los mercados de Brasil y Paraguay, en tanto la empresa se consolide y logre cubrir la demanda que ello implicaría. “Considero que es un producto apto para la exportación, existe mucho interés por este tipo de sal. Sólo hace falta potenciar la planta de industrialización para abastecer la demanda”, afirma Manuel Chileno, gerente de operaciones de Bolivian American Consulting, quien asesora a la firma para que logre exportar. Decididos a asumir el reto, ambos empresarios perseveran en ofrecer un producto de alta calidad que muestre al mundo el potencial industrial de Bolivia.

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